Guaymas, Son, Carta Millán
(cápsula informativa), julio de 2018.- Los priístas buscan curarse de la
derrota agarrando como el “negrito de la feria” a Manuel Villegas Rodríguez
ante el “desastre electoral” que enterró a la fórmula PRI-Verde, sin embargo,
los rojos pasan por alto que los candidatos nunca fueron bien vistos por el electorado,
pues, los guaymenses no quisieron más de los mismo y con las mismas caras, por
eso, el votante prefirió voltear a otras opciones que mejoren el rumbo del país
y sus comunidades.
Sin embargo, por el lado de los perdedores del partido de los
tres colores quieren hacer “picadillo” al diputado prianista, que no digiere ni
digerirá el desbarrancamiento y descalabro en las urnas.
Si bien es cierto, el diputado no fue bien visto como
Coordinador de campaña, su camiseta del PAN no cayó nada bien entre la familia
de los colorados. Pero también, por más billetes que se despilfarró, la derrota,
desde su inicio estuvo anunciada, Villegas pagó para perder, es decir, todos
los cientos de miles de pesos que se repartió en la compra de votos para
favorecer a Claussen, Corella y Barcenas, el elector, les cambió la pichada,
pues, el sufragio se lo entregó a Morena.
¡Claro!, hubo otros más vivos que mejor prefirieron
embolsarse la lana que jugar a la compra de votos, y eso, dio al traste con la
operación mapacheril que también fue un desastre.
Toda la culpa no es nada más de Villegas, hay bastante culpa
en los candidatos que desde su alumbramiento caminaron con un pesado lastre que
provocó el desánimo en la gente que mejor abrazó a los candidatos de la
izquierda.
Claussen fue arrastrando el escándalo de los 365 millones,
Corella el tranzón del puente metropolitano donde disque se aplicaron decenas
de millones de pesos, pero, en verdad, es un cochinero de obra, así como la
inversión de los 5 millones de la plaza del ejido San José, cuando fue un
secreto a voces que el gasto no rebasó el millón de pesos. Barcenas nunca
creció y su caminar fue gris y sin simpatías.
Por último, lo que se busca ahora en los altos mandos, es
donde quedó tantos millones destinados a ganar la pasada elección, y de que
hubo manoteo, lo hubo. Se dio el “arrebatinga dijo la gringa”.
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